Me
gusta dulce, salvaje, morboso, pausado, ….
En
fin, me gusta el sexo, y cuando digo sexo no necesariamente pienso en
penetración y en orgasmo.
Sin
penetración, con la masturbación mutua o el sexo oral.
Y
la ausencia del orgasmo no implica que el encuentro haya sido insatisfactorio.
Se puede gozar viendo al otro disfrutar.
Pero
empecemos por el principio.
Antes
de empezar hay que cuidar esos pequeños detalles que hacen que todo fluya,
los preliminares:
los preliminares:
- El coqueteo: crear la tensión sexual mediante insinuaciones sutiles. Se pone en marcha la imaginación y con ella se activa el deseo.
- El lugar donde se hace es importante. No sólo existe la cama.
- La música sensual (en otro escrito haré un buen repaso sobre ello).
- La luz tenue. Uso de velas aromáticas.
- Cuidar la ropa interior aunque sea la que menos dure puesta. Importante la fase de desnudarse poco a poco y mutuamente.
- Los besos. Es la chispa de arranque. Empezar con besos suaves y continuos y aumentar poco a poco la intensidad, abriendo más la boca y metiéndose cada vez más en la del otro. O hacerlos salvajes con pequeños mordiscos en los labios y llegando la lengua hasta la campanilla.
- Las caricias. Pueden ser suaves y tiernas, que se demoren en un punto o en forma de pellizcos o mordiscos
Una
vez empezado el juego, todo es continuar echándole imaginación y dejando que
todo fluya.
En
la intimidad todo lo que proporcione placer y sea consentido está permitido.
Así
que... ¡Camarero! Póngame uno con leche y azúcar.